jueves, 8 de marzo de 2012

Día de la Mujer Trabajadora nuestro pequeño homenaje a Mairéad Farrell


Hoy en el día de la mujer trabajadora, queremos rendirle un particular homenaje a una de mis favoritas, una que tuvo mas huevos que muchisimos hombres, que luchó toda su vida, por unas ideas y que la asesinaron con ellas.
Hoy mi particular homenaje es para ti para la voluntaria Mairéad Farrell
Mairéad Farrell se ha convertido en estos últimos años en el símbolo de la mujer republicana luchadora (comparable a la Condesa Markievicz de 1916 en la tradicional iconografía republicana irlandesa). Nacida en Belfast el 3 de marzo de 1957, se incorporó al IRA en 1975. Al año siguiente fue detenida y condenada por posesión de explosivos a catorce años en la prisión de mujeres de Armagh, donde se convirtió en una líder para sus compañeras en la lucha por el reconocimiento de sus derechos como prisioneras de guerra. Rehusó vestir uniforme de prisión, encabezando la protesta de las mantas en Armagh y luego la “protesta sucia”. El 1 de diciembre de 1980 emprendió una huelga de hambre junto a Mary Doyle y Mairéad Nuggent (en coordinación con sus compañeros de Long Kesh), que finalizó el día 19, ante las promesas de Londres de aceptar sus condiciones. Tras el incumplimiento por parte de las autoridades, desde Armagh se apoyó en marzo de 1981 la segunda huelga de hambre encabezada por Bobby Sands y los presos republicanos de Long Kesh. Entonces Farrell llegó a concurrir como candidata en las elecciones generales de la República de Irlanda por un distrito de Cork con las cinco reivindicaciones de los presos como único programa, recibiendo el 6% de los votos.

Liberada en octubre de 1986, empezó a estudiar Ciencias Políticas y Económicas en la Universidad de Queen’s en Belfast, pero pronto se reincorporó al IRA. En 1988 viajó a Gibraltar [colonia británica en la punta sur de España], junto a Seán Savage y Daniel McCann, con instrucciones de perpetrar un atentado contra un desfile militar en el cambio de guardia de la residencia del Gobernador. Sin embargo, los servicios de seguridad británicos los identificaron y las fuerzas especiales del SAS les prepararon una emboscada (bautizada como ‘Operación Flavius’). Así, el 6 de marzo, estando desarmados, fueron tiroteados hasta morir junto a la gasolinera de Shell de la avenida Winston Churchill. En esta ocasión hubo testigos presenciales que pudieron desmentir la versión oficial que hablaba de intercambio de disparos. Se les disparó estando tumbados en el suelo. Mairéad recibió ocho disparos. No llevaban armas, ni bombas ni ningún control remoto. Aquellos tres asesinatos conmovieron a la comunidad nacionalista en el Norte de Irlanda.

Los “tres de Gibraltar” fueron recibidos como héroes en los barrios nacionalistas/católicos. Sus funerales fueron multitudinarios, pero se convirtieron en nuevos campos de batalla, ya que durante esos años los funerales republicanos eran atacados sistemáticamente por la RUC (policía norirlandesa), el ejército británico y/o los paramilitares lealistas.

Un artículo del New York Times de aquel entonces reflexionaba sobre la figura de Mairéad Farrell: “Lo que emerge es un retrato de una mujer atractiva, que habla suavemente, determinada a acabar con lo que ella percibió como las injusticias que rodeaban su vida diaria. Para la gente de Falls Road [en Belfast Oeste] era una patriota. Para los británicos, era una terrorista. Para su familia, era una víctima de la historia irlandesa”.


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